miércoles, 1 de junio de 2011

Entrevista a Rodolfo Hinostroza por Carlos Sotomayor

Rodolfo Hinostroza tiene un nuevo motivo para celebrar. Su célebre poemario Contra Natura cumple 40 años desde su publicación, allá por 1961. Aquel libro, que se hizo acreedor del Premio Maldoror –organizado por la editorial Seix Barral–, se ha convertido en un clásico de las letras hispanoamericanas. Lustra editores, con Víctor Ruiz a la cabeza, se suman a la celebración con una estupenda edición conmemorativa.

Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR


Contra Natura cumple 40 años y su vigencia es indiscutible. ¿A qué atribuyes esto?

Creo que es por la época. En esa época agarré la onda del tiempo. Empecé algo que iba a florecer con el tiempo: el nacimiento de la utopía y esa libertad que los jóvenes tienen ahora. Todo esto fue una cosa que empezó allí. Y creo que tuve la suerte de pertenecer a ese momento histórico.

El libro marca una toma de posición frente al poder…

Esa toma de posición política que yo tenía al escribir el libro se ha acentuado hoy. Para mí estamos al borde de un gran cambio político. Y lo que estamos viendo son signos que preceden a un gran cambio. Esa tendencia de la paz y la justicia que había en los años sesenta se van a acentuar mucho en este momento porque hay un gran cambio de ciclo. Porque justamente habrá un predominio del poder y la energía femenina, que va a dulcificar nuestros modales y costumbres, y va a regularizar una serie de valores que ahora están al borde del colapso. En otras palabras, la utopía que yo he auspiciado en este libro va a ser posible dentro de pocos años.

¿Qué significó para ti ganar el importante Premio Maldoror?

Me alegró mucho. Recuerdo que una vez que gané, conocí a Octavio Paz, quien fue miembro del jurado. Me lo encontré en París. El estaba de paso, pues se iba a Londres. Me pidió que lo acompañara a la estación de tren. Y me dice: ¿ya salió el libro? Sí. ¿Y qué cosa ha pasado? Nada. Cómo que nada, acuérdese de mí, este libro le va a cambiar la vida (risas). Y efectivamente la cambió. Era un premio internacional con un gran peso. Y era la primera vez que un peruano ganaba un premio internacional en Europa. Eso fue noticia internacional. Ese libro es el que, probablemente, me ha dado más de satisfacciones.

Era tu segundo poemario y con él logras convertirte en una voz indiscutible de la poesía hispanoamericana.

Me sorprende mucho a mí mismo. Creo que viene un poco de nacimiento. Tengo el don natural de la lengua. Con ese segundo libro de poemas gané un premio. Y luego he seguido ganando premios. Gané el Juan Rulfo. Eso me dice que tengo el don de poder escribir cualquier género. No digo que no me cueste. Me cuesta, porque hay que aprender. Yo tuve que aprender a escribir teatro, por ejemplo; no es algo que surja espontáneamente. Yo no me quedé en la parte poética. Sino que, cuando gané el Premio Maldoror, había cumplido con la poesía y que había llegado de manera espontánea a una especie de nivel. Y traté de explorar un poco más mi don de la lengua. Saber si podía escribir prosa tan bien como poesía. Y a mí la prosa siempre me interesó mucho. Escribí un libro de cuentos. Luego dos novelas y tres obras de teatro.

¿Y ahora que sorpresas nos preparas?

Y ahora estoy por publicar parte de mi obra periodística. Así como tú yo he sido periodista toda mi vida y he vivido de esto durante años. He trabajado en Caretas. Terminé dos libros: Descubriendo la experiencia de la cocina peruana, donde cuento mi experiencia de cronista gastronómico, y Pararrayos de Dios, que son veinte crónicas sobre poetas peruanos.

Dado que escribes distintos géneros, siempre me he preguntado cómo es tu proceso creativo…

Hay un poema que se llama “Redes para captar una nube”. Yo tengo redes para captar una nube. Qué cosa hago. Primero, es la idea, lo que yo capto. Las nuevas ideas para algo son siempre muy escazas. Entonces, qué sucede: se me ocurre una idea perfecta para cuento y lo escribes, si tienes el talento para escribir cuentos. Y luego viene otra idea y dices: esto es un poema. Y así vas reconociendo el género según el tono con el que vayan apareciendo las cosas. Esto tiene que ver con el prodigio que te comenté de tener desarrollada esta capacidad de dominar la lengua en todas sus formas.

¿Y esa facilidad que mencionas tiene que ver con el hecho de que tu padre fuese poeta? Acabo de recordar un pasaje de tu novela Fata Morgana en la que el protagonista le revela a su psicoanalista que su padre escribía poesía. Y él le dice algo así como “recién me lo cuentas; eso explica muchas cosas”.

(Risas) Claro… Mi padre era poeta. El año pasado publiqué su obra poética. Mi padre escribía muy bien. Mi madre también escribía. Tenía buena prosa y sabía reconocer la buena prosa. Mi papá me pasó Lolita de Nabokov cuando tenía 21 o 22 años. La leí y fue un deleite por el placer de la lengua. En mi casa había eso: el placer de la prosa.




(Crédito de la nota: http://carlosmsotomayor.lamula.pe/2011/06/01/entrevista-a-rodolfo-hinostroza-3/carlossotomayor)

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